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El empleo es también fuente de salud

 

Así se desprende del estudio “Un empleo contra la exclusión” que ha realizado la Fundación Adecco, en el que se refleja que siete de cada diez personas en riesgo de exclusión, lo afirman entendiendo que el empleo no es sólo una fuente de ingresos, sino que también es una fuente de salud. Los participantes en esta investigación han sido 1.000 personas en riesgo de exclusión del mercado laboral por circunstancias como la edad o la discapacidad.

Uno de los grupos vulnerables, cuando hablamos de exclusión laboral, es el formado por los desempleados mayores de 45 años que, en una parte más que significativa, son desempleados de larga duración.

El 71 % de los encuestados afirma que haber encontrado un trabajo les ha ayudado a mejorar su autoestima y su salud emocional, lo que demostraría que el empleo es mucho más que vía de ingresos económicos.

El 65 % de las personas que han participado en este estudio, en riesgo de exclusión y con empleo, asegura que el trabajo les ha ayudado a mejorar sus relaciones sociales, situaciones que antes evitaban. Un 25 % de ellos reconoce que ha incrementado su nivel de consumo de actividades de ocio y entretenimiento.

Un 58% de los encuestados también afirma que disponer de un trabajo les ha permitido hacer frente a los gastos básicos de su día a día.

Además, el Informe de Riesgos Globales 2017, que ha sido presentado en el mes de enero en el Foro Económico Mundial, refleja que la exclusión social y las desigualdades económicas en sociedades avanzadas son los principales riesgos para la economía mundial este año, haciendo un especial hincapié en el desempleo y en el empleo precario.

Ante la realidad que muestran estas cifras, la Fundación Adecco propone una serie de medidas muy concretas para facilitar la incursión en el mercado laborar de las personas en riesgo de exclusión social, entre las que se encuentran:

  • Hacer frente a la exclusión heredada.
  • Incentivar el acceso de jóvenes vulnerables a estudios superiores.
  • Sensibilizar al tejido empresarial de apostar por un modelo de selección sin etiquetas.
  • Concienciar a la sociedad para romper la barrera de los prejuicios.
  • La oportunidad de una segunda oportunidad.
  • Crear condiciones que favorezcan el autoempleo y el emprendimiento.
  • Hacer frente a la brecha digital.
  • Revisar la política de prestaciones para hacer frente a la inactividad permanente.
  • Favorecer medidas de conciliación que apoyen a mujeres en riesgo de exclusión y medidas que apuesten por la familia como estructura necesaria para hacer frente a situaciones de vulnerabilidad.
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